Célula Europa

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lunes, 23 de julio de 2012

Florencia

La joya de la Toscana

Raquel Trigo

Es difícil escoger una ciudad de Europa. Todas tienen un encanto especial y una historia que te traslada a otra época. Pero si tengo que quedarme con una, esa es Florencia. Sin duda se trata de una ciudad-museo en la que el arte se desborda entre las piedras de sus calles. Cada rincón es una obra única, cada plaza, cada estatua, cada iglesia.
Al llegar a Florencia la vorágine de turistas te envuelve y te arrastra. Largas colas para la catedral, para los palacios, hasta para comer, te hacen pensar si no hubiese merecido la pena elegir otro destino. No es así. Florencia merece siempre la pena, pese a la gente. La joya de la Toscana te hechiza y te atrapa desde el momento en que la pisas. 
Sería imposible mencionar todo lo que la ciudad ofrece a nuestros sentidos porque ni en un viaje es posible visitarlo todo. Aunque hay un lugar que es imposible mirar sin quedarse con la boca abierta: il Ponte Vecchio. 
El único puente respetado durante la II Guerra Mundial que desde 1345 atraviesa el río Arno. A lo largo del puente se encuentran los talleres de los orfebres. Antiguamente acogía las carnicerías pero el duque Fernando I expulsó en 1593 a los carniceros por el hedor y el ruido que producían.
Por supuesto, no podemos pasar por alto el impresionante Duomo. Cuántas vueltas se pueden dar por la ciudad siendo siempre el origen y el destino la Basílica de Santa María del Fiore. La grandiosa cúpula de Brunelleschi vigila la ciudad desde lo alto a cuantos la observan admirados. 
Aunque si realmente se quiere disfrutar de ella, al menos exteriormente, aconsejo un paseo nocturno. Las calles se quedan completamente desiertas y Florencia se convierte realmente en un placer. 
Eso sí, no se os ocurra pedir la famosa bebida florentina: el Negroni. Un tercio de ginebra, un tercio de bitter y un tercio de vermut rojo. Aparentemente inofensivo,¿verdad?

 
Por último, aunque me encantaría mencionar todas las esculturas que salpican la ciudad y a pesar de que por supuesto, la reina es el David de Miguel Angel, yo me quedo con mi favorita: Perseo con la cabeza de Medusa.

Escultura realizada en bronce por Benvenuto Cellini, fue encargada por Cósimo I después de su toma de posesión como Duca de la ciudad y se encuentra en una de las más famosas plazas, la Piazza della Signoria.
Pero además de todo esto, no podemos olvidar la Iglesia de Santa Croce, la de Santa María Novella, los Jardines de Boboli, la Galería Uffizi, la de la Academia, el Palazzo Vecchio, el Museo Galileo… Ponte un calzado cómodo y recrea la vista ante tanta belleza como esta ciudad te ofrece.



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